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En enero de 2016 los astrónomos Konstantin Batygin y Mike Brown publicaron un artículo en el que exponen su teoría de que debe existir un noveno planeta en el sistema solar. Se trataría de un planeta con un tamaño similar al de Neptuno y unas 10 veces la masa de la Tierra que recorre una órbita enormemente ovalada que tarde entre 10.000 y 20.000 años en recorrerla. Estaría a una distancia media 20 veces mayor del Sol que la de Neptuno, llegando a acercarse a un mínimo de 300 unidades astronómicas del Sol y a un máximo de unas 1.000. Cada UA son 150 millones de kilómetros.
Pero aunque su estudio se sostiene en cuanto a los razonamientos y datos en los que se apoya nadie hasta ahora ha visto ese planeta. Lo que tampoco es de extrañar, porque aparte de que el cielo es muy grande su brillo puede llagar a ser unas 25.000 veces menor que el de Plutón cuando está en la parte más alejada del Sol de su órbita.
Sin embargo Batygin y Brown han sido capaces de determinar que el noveno planeta debe estar en una zona del cielo comprendida entre las constelaciones de Orión y Tauro, así que por allí están intentando localizarlo.
El problema es que aún reduciendo el campo de búsqueda a la zona del cielo entre esas dos constelaciones la cantidad de cielo a buscar es enorme, de unas 4.000 veces el tamaño de la Luna. Y telescopios como el Hubble o el Keck, que no deberían tener problemas para ver un objeto aún tan poco brillante como el planeta 9, ven una zona del cielo tan pequeña que sería el cuento de nunca acabar.
Por eso desde 2007 Batygin y Brown están usando el telescopio Subaru para intentar encontrarlo. Su campo de vista es de unas seis veces el tamaño de la Luna, así que en ese sentido es un avance. Pero hay astrónomos de todo el mundo que también quieren usar el Subaru para sus propias observaciones, con lo que tienen que contentarse con el tiempo que les dan. Tiempo que además tiene que ser entre septiembre y febrero para que la zona del cielo que les interesa esté a la vista del Subaru. Y tiempo en el que la meteorología tiene que colaborar, no sólo con cielos claros sino también libres de turbulencia. Tampoco ayuda que el Planeta 9 se mueve tan lento que necesitan observar dos noches seguidas el mismo trozo de cielo para poder detectar su movimiento.
Pero a pesar de todos los pesares siguen buscando. De hecho estos días están en Hawaii en su tercera campaña de observación a la caza del planeta 9.
La entrada en servicio del LSST (Large Synoptic Survey Telescope, Gran Telescopio para Rastreos Sinópticos) podría simplificar mucho la búsqueda del Planeta 9, pues es un telescopio con un campo de vista tan amplio que le permite observar todo un hemisferio celeste cada 5–7 días. Pero con sensibilidad de sobra para ver al Planeta 9 aunque esté pasando por delante de la Vía Láctea, cuyo brillo podría taparlo. Además esa va a ser su tarea: observar todo el cielo una y otra vez durante al menos 10 años, con lo que revisitará cada una de las zonas del cielo en las que su campo de visión lo divide unas 825 veces. Pero no se espera que empiece a funcionar antes de 2022.
Así que por ahora no queda sino esperar que haya suerte con el Subaru… o con cualquier otra campaña de observación que pueda encontrar el Planeta 9 por pura chiripa.
Si es que existe, que no hay que recordar que por ahora su existencia no es más que una posible explicación a ciertas observaciones. Pero mientras miramos quizás descubramos cosas nuevas, lo que tampoco estaría nada mal.
Y sí, como decía en su momento, sería altamente irónico que uno de los autores del estudio que podría permitirnos dar con el Planeta 9 fuera Mike Brown, el descubridor de Eris, el planeta enano que hizo que Plutón perdiera su condición de noveno planeta del sistema solar.
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