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La paciente B.T. tiene diez personalidades y solo dos de ellas son ciegas. El caso, documentado por dos especialistas, es uno de los ejemplos más sorprendentes de este tipo de disociaciones de la identidad.
Dos de las personalidades de B.T. siguen siendo ciegas - Foto Dar'ya Sip (Flickr, CC)
Hace 17 años la paciente B.T. tuvo un grave accidente en el que sufrió varias lesiones cerebrales. La primera que descubrieron los médicos fue que había perdido la vista como consecuencia de los daños en la corteza visual, lo que le obligó a aprender a caminar con bastón y perro guía. Cuatro años después empezó el trastorno de personalidad múltiple y la mujer desarrolló hasta diez identidades radicalmente diferentes, con edades, sexos y costumbres muy dispares. Personalidades que, tal y como relata The Washington Post, se manifestaban incluso en idiomas diferentes: a veces hablaban en inglés, otras en alemán y en ocasiones en las dos lenguas.
La mujer tiene ahora 37 años y su tratamiento médico se centraba en manejar estas personalidades múltiples que le dificultaban la vida cotidiana. Hasta que un día, hace unos meses, durante una de las pruebas, cuando la mujer estaba sumida en el rol de un joven adolescente, comenzó a ver de nuevo.
El asunto fue gradual. Primero reconoció unas cuantas palabras en la portada de una revista y después recuperó la visión del resto de la realidad. Más tarde, la recuperación se extendió a otras personalidades y
otras de sus identidades comenzaron también a ver, hasta el momento actual en que ocho de ellas tienen visión y
dos siguen siendo invidentes. El asunto es bastante enrevesado, pues la mujer cambia de personalidad y tan pronto ve como vuelve a ser ciega.El caso pasó a manos de los psicólogos alemanes
Hans Strasburger y
Bruno Waldvogel, que son quienes relatan los detalles en un artículo publicado
en la revista PsyCh Journal. Tras conocer el cambio súbito en la visión de la mujer, explican, ambos sospecharon que el
diagnóstico inicial había sido erróneo y la ceguera no tenía un origen fisiológico sino psicológico. Los médicos habían realizado una serie de
pruebas sobre la visión - con láseres, gafas especiales y luces de distinto tipo - y concluyeron que la ceguera se había producido por un daño en la corteza cerebral. Pero el hecho de que la vista fuera y viniera en función de la personalidad les indicaba que allí estaba ocurriendo algo diferente.
Para asegurarse de que se trataba de un fenómeno real, los científicos realizaron varias pruebas de medición deseñal cerebral mediante electroencefalograma y descubrieron que cuando la mujer entraba en el estado de sus dos personalidades ciegas, sus neuronas no mostraban respuesta alguna a los estímulos visuales a pesar de que la mujer tenía los ojos abiertos y miraba directamente a los objetos de la prueba.
Con todos estos elementos los investigadores creen que se trata de un problema psicogénico y no fisiológico, es decir, que
no está causado por un problema estructural. Algo debió suceder durante el accidente, especulan, que hizo que su cuerpo reaccionara cortando la capacidad de ver, e incluso ahora dos de sus personalidades tienen este problema. No es extraño observar trastornos en los que
el cerebro deja de procesar la señal visual aunque los ojos funcionen perfectamente. Sobre lo que ofrece más pistas el caso es sobre el
Trastorno de identidad disociativo, que en ocasiones es difícil de diagnosticar y aislar correctamente, pues hay una gran variedad de manifestaciones y muchos factores subjetivos. Con el caso de B.T. quizá se pueda tener la primera pista firme de la relación entre la personalidad múltiple y otros problemas.