Llegan
las celebraciones navideñas, las luces de colores, los turrones hipercalóricos, los villancicos
earworm
y los encuentros familiares (lo que implica intercambio de regalos y de
invectivas, en función del nivel de alcohol que corra por las venas).
Ante
tal panorama, cada vez son más los que prefieren abandonar las
celebraciones tradicionales en casa en busca de destinos especialmente
navideños o anti-navideños, según nuestra ojeriza con la celebración de
marras. Si lo que os gusta es el ambiente navideño, pero lejos del
contexto casero, entonces os recomendaría la celebración en
chez Sergio, pero como no cabéis todos en mi casa de campo,
os voy a recomendar otro lugar que tuve la oportunidad de visitar hace un par de años. Y que nunca se me borrará de la memoria.

Fue casi como viajar al Polo Norte para visitar a Papá Noel, pero sin ir tan lejos.
Y es que el lugar al que me refiero está en el centro de Alemania.
Concretamente es un pueblecito alemán inscrito arquitectónicamente en
el romanticismo. Es un pueblo tan cuco que casi parece un parque
temático o un decorado de película de época. Pero no, es un pueblo
normal, y viven personas en él.
Bueno, normal, normal, no es.
Porque en este pueblo siempre es Navidad.
O sea, en esta época navideña es Navidad a tope, Premium, en todo su
esplendor, y el resto del año continúa siendo Navidad aunque sea a medio
gas. Me refiero a
Rothenburg ob der Tauber, Rothenburgo para los amigos.

En mi caso, viajé en coche desde Barcelona, en una suerte de
road trip
de mercados navideños de casi 5.000 kilóemtros. Tras cruzar Munich, me
dirigí hacia el norte. Y, poco antes de llegar a la celebérrima ciudad
universitaria de Heildelberg, nos topamos con Rothenburgo. Ya desde
lejos se nos antojó un pueblo de cuento de hadas, pero cruzar el umbral
de sus murallas perimetrales
es entrar en las páginas de cualquier libro de los hermanos Grimm.
Todo
en Rothenburgo es entrañable, desde las calles hasta sus tiendas o
cafés. Hasta las personas parecen extrañamente entrañables. No en vano,
esta antigua ciudad imperial medieval amurallada fue la inspiración de Disney para dibujar el pueblo de Pinocho.
Las casitas pintorescas y pintadas de colores chillones, las flores en
las ventanas, el pavimento empedrado irregularmente, una torre vigía,
las casas de paredes entramadas típicas de la región de Franconia… todo
parece estar hecho para gastar la batería de tu
smartphone vía Instagram (sin filtros,
of course, porque los filtros, en Rothenburgo, vienen de serie).

En estas fechas navideñas, además, en el pueblo se celebra uno de los mercados navideños más románticos de Europa, el
Reiterlesmarkt.
Ideal para pasear entre tenderete y tenderete con un vino caliente
especiado que os ayude a combatir las temperaturas bajo cero.
Rothenburg ob der Tauber
también dispone de una de las tiendas más gigantescas, abigarradas,
coloridas y almibaradas (incluso los dependientes visten como elfos) de
artículos navideños de todo el mundo. Se llama
Käthe Wohlfahrt.
Es una tienda familiar fundada en el año 1964 que ha ido creciendo poco
a poco, casi anárquicamente: descubriréis, como me pasó a mí, que es
muy fácil perderse por sus pasillos, sótanos, subsótanos… todo un
laberito de altas estanterías que te hace perder los puntos de
referencia.
La tienda es tan grande que en su interior alberga
también una especie de pueblecito navideño en cuya plaza central se alza
un enorme árbol blanco decorado profusamente
con tantas luces que dejan Times Square como un lugar en penumbra. Ya sabéis, fotones por doquier.

Y
además tienen artículos navideños de todo tipo. Modernos y artesanales,
baratos y sólo aptos para carteras abultadas. Las mejores marcas
internacionales, e incluso artículos de marca propia. En la puerta
aguarda una furgoneta de reparto de Papá Noel, no digo más. Bueno, sí:
también tienen un muñeco cascanueces de 3,5 metros de altura. Un Godzilla navideño.
La tienda también alberga el
Museo Alemán de la Navidad,
que nos permite descubrir cómo han vivido los europeos la que me parece
una de las tradiciones más alegres y divertidas del año. Será que me
encanta el frío.
La noticia
El mejor destino para estas navidades: el pueblo de la Navidad (y su tienda gigante de artículos navideños) fue publicada originalmente en
Diariodelviajero por
Sergio Parra.
http://www.diariodelviajero.com/
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