miércoles, 11 de diciembre de 2013

EL SUEÑO DEL CELTA – Mario Vargas Llosa


EL SUEÑO DEL CELTA – Mario Vargas LlosaEn esta novela Vargas Llosa nos presenta la biografía de Roger Casement partiendo desde sus últimos días en la prisión de Pentonville y haciéndola girar en torno a tres ejes bien definidos: el Congo, la Amazonía e Irlanda. Aparecen también breves retazos de sus años de infancia y adolescencia en Irlanda e Inglaterra y la permanente presencia de la figura de su madre que aunque muere cuando él tiene nueve años, va a estar presente en sus sueños sobre todo en los momentos más difíciles de su vida. Asimismo, su faceta homosexual se condensa de un modo telegráfico como en sus Black Diaries.

El Congo:
Casement llega al Congo cuando sólo contaba diecinueve años siendo un joven idealista que pensaba que el colonialismo se justificaba por lo que denominaba las tres «C»: cristianismo, civilización y comercio. Sin embargo, con el paso del tiempo la vida en África le fue mostrando que la realidad difería mucho de la teoría y los ideales. Roger participó en la expedición de Stanley de 1884 financiada por Leopoldo II y trabajó para la Asociación Internacional del Congo  antes de ser transferido a la Sanford Exploring Expedition, para dos años más tarde volver a trabajar con Stanley en el tendido de la vía férrea que discurría en paralelo a la ruta de las caravanas. Tras unos años fuera del Congo sirviendo en Nigeria, Lourenço Marques, hoy Maputo, y São Paulo de Luanda, actual Luanda; en 1900 se encuentra de nuevo en el congo, donde funda el primer puesto consular británico en el país. A partir de ese momento sus despachos al Foreign Office no dejarán de estar llenos de críticas a los abusos e injusticias cometidos contra los congoleños debidos al sistema de trabajos forzados existente.
El sistema era muy simple, a cada aldea o poblado se le imponían unas determinadas cuotas que debían cumplir; bien fuera de hombres que debían facilitar para diversos trabajos, bien de alimentos que debían entregar, bien de productos que debían proporcionar, esencialmente caucho, así como, marfil, maderas etc. Cuando dichas cuotas no se cumplían tienen lugar los castigos con el chicote (látigo de piel de hipopótamo) aunque el chicote era usado la mayoría de las veces sin motivo, reclutamientos a la fuerza, las expediciones punitivas con quema de aldeas, matanzas, toma de mujeres que son encerradas en las llamadas maisons d’otages, casas de rehenes, para asegurarse de que sus maridos no huirían y se internarían en la selva para cumplir así con las cuotas de caucho que tenían asignadas. Los hombres que huían sentenciaban a sus mujeres a permanecer en las casas de rehenes donde eran azotadas, forzadas, condenadas al hambre y la sed, y torturadas de múltiples maneras. La encargada de llevar a cabo todo esto era la Force Publique, un ejército compuesto por unos dos mil soldados belgas y de otras nacionalidades europeas y también estadounidenses, y unos diez mil soldados nativos.
Así, en muy pocos años el Congo va a convertirse en el mayor productor de caucho a escala mundial.
El viaje emprendido por el cónsul Roger Casement en 1903 por el curso medio y alto del río Congo se produjo con la finalidad de verificar fundamentalmente las acusaciones vertidas por Edmund D. Morel en su campaña contra Leopoldo II y en pro de los congoleños, y a las denuncias que de igual modo hacía la iglesia baptista. Ya en el primer tramo del viaje a Roger le sorprendió lo despoblado que estaba todo. Aldeas desaparecidas, o con la población reducida a un tercio o una décima parte, y sin casi población sana, cuando sólo unos años atrás toda aquella región bullía de vida. A lo largo de todo el camino pudo comprobar con creces todas las crueldades que se cometían en el Congo de Leopoldo. Manos cortadas; penes amputados, espaldas rajadas a chicotazos, mujeres violadas y confinadas en las maisons d’otages donde eran torturadas, allí algunas se suicidaban, otras eran convertidas en las mujeres de los soldados… Comprobó también la serie de matanzas producidas en muchas aldeas por la Force Publique, bien porque dichas aldeas no cumplían con las cuotas o simplemente por el capricho de los encargados del puesto local, muchos de ellos auténticos sádicos trastornados. Todas estas atrocidades están perfectamente documentadas en la obra El fantasma del rey Leopoldo de Adam Hochschild, reseñada aquí.
Roger acabó aquel viaje por el curso del río Congo, o del infierno que tanto da, en un estado psíquico delicado. Su célebre informe conocido como Informe Casement fue publicado en 1904 y contribuyó notablemente a favor de la causa del Congo y los congoleños, siendo un espaldarazo a la campaña de Edmund D. Morel. Ambos hombres se conocieron a fines de 1903 comprendiéndose a la perfección y entablándose entre ellos una profunda amistad. En una de sus reuniones surgió la idea de fundar la Asociación para la Reforma del Congo que pronto contó con muchas adhesiones, tantas que Morel y Casement se vieron sorprendidos.
Pese a que Vargas Llosa evita mencionarlas, las cifras de muertos por el genocidio llevado a cabo en el Congo de Leopoldo son equiparables a las del estalinismo y el nazismo, ya que, estaríamos hablando de diez millones de muertos. No obstante, existen dos diferencias fundamentales: de un lado, la ausencia de una motivación ideológica, puesto que, el genocidio del Congo se produjo únicamente por la codicia económica de un hombre, Leopoldo II, que llevó a cabo un plan milimétricamente trazado para obtener su enriquecimiento personal, de otro, es que, dicho genocidio ha pasado a desaparecer prácticamente de la historia salvo  para historiadores e interesados en la cuestión.
La Amazonía:
Como consecuencia de las denuncias del periodista peruano Benjamín Saldaña Roca y del ingeniero estadounidense Walter Hardenburg se produce en Inglaterra el escándalo por la conducta de la compañía británica Peruvian Amazon Company, presidida por julio César Arana, en las caucherías del Putumayo. Una comisión de la empresa y Roger Casement como enviado del Foreign Office viajan en 1910 a Iquitos y a la región del Putumayo para comprobar aquellos hechos. Nos encontramos aquí con un sistema de trabajos forzados parecido al empleado en el Congo, esto es, los indígenas son llevados a la fuerza a las estaciones, allí sus mujeres e hijos quedan en condición de rehenes, mientras los hombres se internan en la selva  para cumplir con las cuotas de caucho fijadas. Los castigos impuestos van desde ser azotados a latigazos, encerrados en el cepo, corte de orejas, narices, manos y pies, y finalmente la muerte de variadas maneras. Además, en las correrías realizadas a los poblados para conducir a la fuerza a los indios a las estaciones, a muchas niñas se las hace esclavas siendo vendidas en Iquitos o Manaos. Las autoridades de Iquitos cobran sus sueldos de la Casa Arana o Peruvian Amazon Company, así que, consienten todas las tropelías que la empresa realiza. Otro aspecto es que, el gobierno peruano considera que la única forma de que todos aquellos territorios continúen siendo del Perú y no pasen a manos colombianas, es hacer la vista gorda a las acciones de la Casa Arana. Tanto Inglaterra como Estados Unidos presionaron al gobierno peruano para que todo aquello cambiara y en 1911 Roger volvió a Iquitos y en vista de que nada había variado, el gobierno británico se decidió a publicar el informe de Casement sobre el Putumayo conocido como Putumayo Blue Book. Informe que impresionó ampliamente a la opinión pública al igual que lo hiciera el Informe Casement.
Las cifras de muertos por el sistema de trabajos establecidos por la Casa Arana producen un verdadero genocidio entre las etnias indígenas que pasan de tener una población de unos 40.000 habitantes en 1893 que es cuando las primeras caucherías se instalan en la región, a unos 10.000 en 1910. Aunque algunas estadísticas fijaban la población inicial en los 100.000 individuos. Lo que está claro, es que en aquellas regiones o situaciones donde el hombre se siente con poder y goza de impunidad, como en la Amazonía o el Congo, tienen lugar toda clase de injusticias y excesos. Eso es lo que con toda claridad nos muestra Joseph Conrad en El corazón de las tinieblas.
Irlanda:
En 1913 Roger renuncia a continuar en el cuerpo diplomático británico y en octubre de ese mismo año comienza su actividad política por toda irlanda, en mítines, mesas redondas, conferencias… Casement va a evolucionar desde unas posiciones moderadas sobre el problema irlandés, como es el creer que el Home Rule, podía ser la solución para Irlanda a pensar que no hay otro camino que la independencia del Reino Unido. En este tránsito va a ir perdiendo muchos amigos que ven que sus posiciones se van radicalizando. Roger pensaba que Irlanda sufría el colonialismo como el Congo o la Amazonía que aunque sin la misma violencia tenía una misma consecuencia, la de tener sometida a la población. Claramente su nacionalismo le llevaba a desenfocar el problema irlandés. Durante la I Guerra Mundial Roger tiene claro que sin el apoyo alemán cualquier alzamiento irlandés estaría condenado al fracaso. Tras las negociaciones con el embajador alemán en Estados unidos acaba viajando a Berlín. Después de dieciocho meses en Alemania sin obtener casi nada y enterado de que los líderes nacionalistas preparan un levantamiento para abril de 1916 viaja a Irlanda para intentar evitar dicho levantamiento logrando únicamente ser detenido y acusado de alta traición, sin conseguir que el alzamiento de Pascua se detenga, y sea aplastado por los británicos.
La novela está escrita con un estilo claro y directo y en ella apenas existe relleno. Asimismo, su documentación es bastante buena. Vargas Llosa realiza un formidable retrato psicológico de Casement sobre todo cuando nos narra sus últimos días en la prisión de Pentonville. Al mismo tiempo se propone limpiar la imagen de Casement no aclarando si todo lo escrito en los Black Diaries es cierto o si dichos Black Diaries son realmente de Casement o fue todo una maniobra del gobierno británico para además de ajusticiarle, desprestigiar su memoria.
Lo cierto es que, Roger Casement fue un denodado luchador en favor de los derechos humanos y contra los excesos del colonialismo como así lo prueba su conducta en el Congo y la Amazonía, y asimismo, fue un tenaz defensor de la independencia irlandesa. En definitiva, su figura, oscurecida tras su muerte después de haber brillado en vida, volvió a brillar cuando con el paso de los años se valoraron en su justa medida toda sus acciones.
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