miércoles, 23 de octubre de 2013

Esto es lo que ocurre cuando fotografías la lava «tan» cerca

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El fotógrafo Kawika Singson fotografiado por Chris Hirata, vía PetaPixel.
 http://foto.microsiervos.com/

RECURSOS INHUMANOS. GUARDIANES DE CAMPOS DE CONCENTRACIÓN (1933-1945) – Fabrice D´Almeida

 RECURSOS INHUMANOS. GUARDIANES DE CAMPOS DE CONCENTRACIÓN (1933-1945) - Fabrice D´Almeida

«En los campos de concentración y de exterminio, los verdugos no solo masacraron a hombres, mujeres y niños; también mataban el tiempo».
Sobre los campos de concentración nazis (Konzentrationslager, abreviado KL) existe una numerosa bibliografía, prácticamente inagotable, del mismo modo que suele serlo el período nazi en general y el Holocausto en particular. Los estudios suelen centrarse muy a menudo, y gracias a una amplísima documentación basada en memorias y recuerdos de los supervivientes, en las víctimas, dejando un poco más de lado el caso de los perpetradores. Y tratándose de estos últimos, lo habitual es focalizar el interés en los responsables del genocidio nazi, los jerarcas del partido, los líderes de las SS o algunos de los asesinos más notorios. Queda en un espacio aparte, bastante menos tratado, la figura de los guardianes de los campos de concentración. ¿Qué papel jugaron en el funcionamiento cotidiano de esos campos de la muerte? ¿Cómo se formaban para ejercer su oficio? Y, especialmente, ¿cómo era su día a día, su bienestar, sus mecanismos de entretenimiento? A este empeño dedica Fabrice D’Almeida su libro Recursos inhumanos. Guardianes de campos de concentración, 1933-1945 (Alianza Editorial, 2013).
«Debemos acabar definitivamente con la idea de que los campos se concibieron como órganos aislados de la sociedad y de que los procesos de represión del nazismo fueron una excepción en el conjunto de la ingeniería social del III Reich. La gestión de los campos formaba parte de la experimentación social y de la creatividad política» (p. 16), comenta D’Almeida en el prólogo de este libro conciso, breve y quizá redundante en algunos aspectos. El historiador francés recoge diversas ideas alrededor del entorno concentracionario nazi, poniendo el énfasis no en los comandantes de los campos, sino en la figura de los guardianes y las guardianas de los mismos. Trabajadores con turnos de ocho horas, se podría pensar poniéndonos en la óptica nazi, perfectamente adiestrados y adoctrinados, surgidos de las filas de las SS, comprometidos con un oficio que provocaba un enorme estrés mental y, por tanto, con una necesidad de evadirse en su tiempo de ocio. Esta mirada fría no minusvalora su grado de responsabilidad en los crímenes del genocidio nazi, pero nos obliga a reflexionar sobre el fenómeno concentracionario a ras de suelo, si se me permite la expresión. Para D’Almeida, el  estudio del comportamiento laboral y su  gestión del tiempo libre nos permite entender como, alrededor de todo este entramado, «los burócratas del nacionalsocialismo desarrollaron un pensamiento global y dedicaron mucho tiempo a maximizar el rendimiento de sus decisiones al servicio de su visión del mundo. Paso a paso, los campos fueron adquiriendo el aspecto de lugares de aislamiento, territorios represivos, espacios de urbanización, fuentes de mano de obra, establecimientos de producción industrial, centros de exterminio, unidades de reciclaje, etc.» y al mismo tiempo  el espacio concentracionario «acabó siendo el territorio de economistas y expertos en producción industrial, que exigían que el personal de vigilancia se adaptara a cada etapa y, como buenos gestores, le proporcionaban la formación adecuada», y además su bienestar cotidiano (pp. 17-18).
Heinrich Himmler, Reichsführer de las SS y dirigente supremo del archipiélago de KL y VL (abreviatura de los Vernichtungslager, o campos de exterminio), se preocupó desde el principio por la formación de los guardianes de los campos, insistiendo a los directores de los mismos en labores de enseñanza acerca de la situación, los métodos y la doctrina teórica. Por tanto, los guardianes, evocando y pervirtiendo el ejemplo de los guardianes de la Politeia platónica, Himmler aspiraba a crear una superélite de vigilantes que, sancionados por la pureza de sus orígenes arios y un adoctrinamiento adecuado, debían transformar el mundo. Y el funcionamiento de los campos de concentración importaba tanto como el desempeño militar de las Waffen-SS. En 1944 alrededor de cuarenta mil personas trabajaban en los campos. Unos centenares de ellos fusilaron, gasearon y eliminaron a los prisioneros. La inmensa mayoría hacían labores de vigilancia, pero todos ellos eran conscientes del papel que jugaban en el exterminio que se desarrollaba en sus lugares de trabajo. El maltrato era cotidiano, la tortura usual e incluso, en algunas ocasiones y contraviniendo las directrices nazis, se producían abusos sexuales de prisioneras. ¿Cómo soportar todo ello? Himmler y sus subordinados en las SS plantearon un particular «Estado del bienestar» en el seno de las SS y dirigido hacia esos miles de trabajadores de los campos. Interesarse por las condiciones reales de trabajo de los guardianes y las guardianas de los campos, dando constantemente instrucciones para mejorarlas, fue una de las tareas que Himmler nunca dejó de lado. El asesinato masivo de centenares de miles de personas en las primeras fases del Holocausto –«la Shoa por las balas», en expresión de Timothy Snyder en su estremecedor libro Tierras de sangre– nunca fue fácil para la salud mental de los perpetradores del genocidio, ni tampoco lo fue en el trato diario de los campos de concentración. D’Almeida incide en cómo Himmler concebía a sus guardianes como los «pastores de rebaños» de subhumanos, partiendo de ideas del filósofo Martin Heidegger, y a su vez podría catalogarse al propio Himmler como un particular «director de Recursos Humanos»: había que garantizar el «bienestar» de esos miles de «pastores», vigilando que cumplieran con su jornada laboral y que tuvieran espacios de ocio y entretenimiento que les ayudara, no sólo a sobrellevar la dureza de su oficio (que también), sino especialmente a «favorecer una buena integración [en el seno y el orden de las SS]» (p. 262). Trabajando tantas horas, debían distraerse por medio de actividades culturales o lúdicas –libros, discos, juegos, deporte, espectáculos teatrales, visionados cinematográficos–, pues «su peor enemigo era el aburrimiento, la desocupación, como si esto amenazara con colocarlos en la misma situación en que se encontraban las mismas poblaciones que vigilaban y que consideraban, a pesar de que estaban sometidos a la esclavitud, como parásitos. De este modo, se confirmaban los prejuicios que producía y canalizaba la sociedad nazi. Así se reafirmaba su posición de garantes de un orden que solo podía sostenerse con su colaboración» (pp. 262-263).
Viendo pues los libros que leían y que nutrían las bibliotecas de los diversos campos de concentración y exterminio, las comandas de discos, las programaciones de radio y cine, los juegos de mesa que solían practicarse, los deportes que se potenciaban y los instrumentos musicales que solían reclamarse en las peticiones de material a la Kommandantur central del archipiélago concentracionario, y aunque en ocasiones puede tratarse de un tipo de información aparentemente árida, D’Almeida nos acerca al día a día de los guardianes. Conocemos los nombres de comandantes y guardianes que maltrataban y torturaban a los prisioneros, pero no tanto el modo en que se distraían una vez que acababa su jornada laboral. ¿Qué papel jugaron las guardianas, por ejemplo? D’Almeida analiza el rol que ejercían dentro del campo, interactuando estrechamente con las prisioneras, manifestando una violencia profesionalizada sobre ellas, ejecutando «una brutalidad que habría de virilizarlas» (p. 64). Incide en la sexualidad de los guardianes y las guardianas, superando los «estereotipos de construidos en la posguerra para realzar la monstruosidad de los verdugos, como si hubiera sido necesario añadir a sus crímenes comportamientos que chocaban con el sentido común» (p. 107), de modo que se concluye que la sexualidad no era tan libre como los relatos de algunos prisioneros daban a entender. Desde la dirección de las SS se insistió en la pureza racial en las relaciones sexuales, se potenció y vigiló los matrimonios, se crearon burdeles oficiales para ellos, mientras que no se hacía nada parecido para las mujeres. En última instancia, «las actividades sexuales se entendían como una manifestación lógica de la virilidad» (p. 114) y especialmente de la necesidad de no contaminar la raza aria, por tanto los contactos sexuales de guardianes (y guardianas) con las prisioneras eran escasos y fuertemente perseguidos.
Todo el programa de «recursos inhumanos», parafraseando el título de este libro, tenía un objetivo claro: dentro de un particular «Estado del bienestar» –y que en todo el Reich nazi tenía un precedente en organismos como la organización Kraft durch Freude (La fuerza por la alegría), dirigida por Robert Ley–, en el que proteger y socorrer a los ciudadanos, había que favorecer la integración de los guardianes en la cultura política y, al mismo tiempo, crear la ilusión de una realización personal: «para el personal administrativo y represor de los campos, el deporte, la música, los juegos de cartas e incluso las visitas al burdel formaban parte de los ritos de socialización que situaban a cada uno en el lugar apropiado dentro del universo concentracionario» (p. 263). Era esencial, concluye D’Almeida, cuidar la atención de, en palabras de Himmler, este «material humano», pues «su resistencia o su fragilidad constituían un motivo de preocupación para los responsables de las SS, que sabían que la violencia podía producir efectos penosos en los guardianes si no se organizaban las cosas adecuadamente para facilitar su tarea» (p. 264). Pues, en última instancia, se trataba de que el trabajador/guardián realizara su oficio en las mejores condiciones. La frialdad que subyace tras esta idea de gestionar los «recursos (in)humanos» de los vigilantes sigue siendo tan estremecedor hoy en día como pudieron percibirlo los prisioneros de los campos de concentración nazis.
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"Young", un videoclip de The Paper Kites que te alucinará


Decir que es una delicia es lo más acertado que se me ocurre para definir este videoclip que os traemos. Si os gusta la iluminación y el retrato de estudio, estoy seguro de que os deleitará.
Se trata de un vídeo que utiliza la técnica del stop-motion de un modo original y que está formado por miles de fotografías de diferentes personas, que se van sucediendo de una manera ordenada mientras cantan la nueva canción Young del grupo australiano The Paper Kites.
 http://vimeo.com/76253725

La clave para que esto funcione también es el uso de la precisión en la posición de los protagonistas frente a la cámara, así como la continuidad en la iluminación y el fondo.
Para su realización, al director Darcy Prendergast y al estudio Oh Yeah Wow le fueron necesarias siete jornadas de grabaciones con más de 350 rostros y otros diez días más para montar las más de 4.000 fotografías finales del vídeo.
Vídeo | Oh Yeah Wow en Vimeo
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La noticia "Young", un videoclip de The Paper Kites que te alucinará fue publicada originalmente en Xatakafoto por Santiago Díaz.
 http://www.xatakafoto.com/videos-time-lapses-stop-motion/young-un-videoclip-de-the-paper-kites-que-te-alucinara

Wildlife Photographer of the Year 2013

Veíamos el otro día la imagen ganadora del Young Wildlife Photographer of the Year 2013, Mother’s little headful de Udayan Rao Pawar. Hoy haremos un repaso por los ganadores de todas las categorías del Wildlife Photographer of the Year 2013:

Animal Portraits (Retratos de animales):

El también ganador absoluto del premio Wildlife Photographer of the Year 2013, Greg du Toit de Sudáfrica, ha sido el vencedor en esta categoría por su fotografía, Essence of elephants, en la que según el propio autor:
Quería crear una imagen que capturase su especial energía y el estado de consciencia que siento cuando estoy con ellos.
La fotografía fue tomada en una charca en el norte de la Reserva Tuli Game de Botswana, desde un contenedor de carga hundido, donde estaba escondido el autor.
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Equipo: Nikon D3s + objetivo 16-35mm f4 + filtro polarizador.
Obturación 1/30 a f22. ISO 800
Nikon SB-900 flash + control remoto SC28
Minitrípode

Behaviour: Birds (Comportamiento:Pájaros):

El ganador es Isak Pretorius, de Sudáfrica por Sticky situation por la foto de este pájaro atrapado en la red de una araña que según comenta el fotógrafo: "se salvó gracias a la intervención humana"
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Equipo: Canon EOS-1D Mark IV + objetivo 70-200mm f2.8
Obturación 1/500 a f5.6 (-1 e/v). ISO 1600
Flash Canon 580EX.

Behaviour: Cold-Blooded Animals (Comportamiento: Animales de Sangre fría)

El premio ha sido para Dive buddy del mexicano Luis Javier Sandoval por esta tortuga verde, en peligro de extinción, que habita en la zona de la Penísula del Yucatán.
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Equipo: Nikon D7000 + Objetivo Tokina, ojo de pez 10-17mm a 17mm.
Obturación 1/125 a f10. ISO 100
Estrobos Sea & Sea YS-120 DUO
Vivienda acuática + TLC Arm Set.

Behaviour: Mammals (Comportamiento: Mamíferos)

Lo que parece ser una riña de pareja, sorprendió a Joe McDonald mientras trataba de fotografiar a una pareja de jaguar hembra en un pantanal de Brasil. Fueron unos segundos de arrebato que consiguió capturar y que consiguieron que The Spat sea la ganadora en esta categoría.
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Equipo: Canon EOS-1D Mark IV + objetivo 70-300mm f4.5-5.6 a 170mm
Obturación 1/640 a f5. ISO 800.

Animals in their Environment (Animales en su entorno)

The water bear, de Paul Souders (USA) muestra a una osa polar en la bahía de Hudson, en Canadá, a la que siguió durante tres días y cuando vio que caía al agua esperó. La iluminación la consiguió porque el sol de mediaoche se filtró entre el humo de unos incendios forestales que había más al sur.
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Eauipo: Canon EOS 7D + objetivo 10-22mm f3.5-4.5
Obturación 1/320 a f4. ISO 400
Pluma ligera Manfrotto light boom + cable disparador

Botanical Realms (Reinos Botánicos)

El ganador es Michael 'Nick' Nichols (USA) por The President’s crown una sequoya de 3200 años que vive en el Parque Nacional de Sequoyas de California, enorme, aunque no es el árbol más grande de la tierra.
Esta foto está realizada con 3 cámaras, son 126 imágenes sacadas a intervalos de arriba abajo y cosidas finalmente con un software de edición.
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Equipo: 3 Canon EOS 1Ds Mark III + 3 objetivos 35mm f1.4 lenses
Obturación 1/350-1/1000 sec. ISO 200.

Underwater Worlds (Mundos Submarinos)

Brian Skerry (USA) con su Feast of the ancient mariner es el ganador de esta categoría. La tortuga está sobre una colonia flotante de diminutos túnidos envueltos en una túnica gelationosa. Fue tomada en la isla de Pico, Azores, Portugal.
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Equipo: Nikon D3s + objetivo 17-35mm a 35mm
Obturación 1/250 sec a f13. ISO 1600.
Carcasa subacuática

Wildscapes (Paisajes Salvajes)

The Cauldron de Sergey Gorshkov (Rusia) es la ganadora de esta categoría donde se muestra el volcán Plosky Tolbachik en erupción en Kamchatcka.
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Equipo: Nikon D4 + objetivo 16-35mm f4
Obturación 1/40 a f8. ISO 800.

Urban Wildlife (Naturaleza Urbana)

Pål Hermansen (Noruega) es el ganador de esta categoría con Life after rust, realizada en el cementerio de coches Båstnäs, en Värmland, Suecia donde cientos de coches antiguos de los años cuarenta, 50s, 60s y 70s, se desintegran y oxidan mientras los invade la vegetación.
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Equipo: Canon EOS 5D Mark III + objetivo 17mm
Obturación 0.3 sec a f11. ISO 250.
Flash indirecto

Nature in Black and White (Naturaleza en Blanco y negro)

Richard Packwood (Reino Unido) con The greeting, una imagen de los restos de los árboles medio sumergidos en el Lago Kariba, el lago artificial más grande del mundo, es el ganador de esta categoría.
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Equipo: Nikon D3s + objetivo 500mm f4 + conversor 1.4x teleconverter
Obturación 1/125 a f5.6. ISO 400
Trípode Gitzo.

Creative Visions (Visiones Creativas)

Snow moment de Jasper Doest (Holanda) es la fotografía premiada en esta categoría. Un macaco japones que habita los alrededores de las aguas termales de Jigokudani, Japón central, es el protagonista.
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Equipo: Nikon D4 + objetivo 24-70mm f2.8 a 55mm + fltro polarizador
Obturación 1/100 sec a f11. ISO 1600
Flash Nikon SB-800.

Eric Hosking Portfolio Award (Premio Portfolio Eric Hosking)

Premio para jóvenes entre 18 y 26 años con portfolios entre 6 y 10 imágenes, este año para Connor Stefanison (Canadá), por The flight path.
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Equipo: Canon EOS 5D Mark II + objetivo 16-35mm f2.8 lens a 16mm
Obturación 1/13 sec at f8. ISO 1600.
Flash Canon 580 EXII + Flash Canon 580 EX + Flash Canon 430 EX II
Disparador inalámbrico Vello FreeWave Plus + trípode.

Gerald Durrell Award for Endangered Species (Premio Gerald Durrell para especies en peligro de extinción)

Para Toshiji Fukuda (Japón), por Tiger untrapped, hecha en la Reserva Natural Rusa Lazovsky, donde de 300 tigres Amur que viven en libertad, hay sobre 12 en esta reserva, víctimas de la deforestación.
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Equipo: Nikon D3 + objetivo 200-400mm
Obturación 1/1600 a f9. ISO 220.

World in Our Hands (El mundo en nuestras manos)

Mike Veitch (Canadá) con The fish trap una curiosa imagen de un tiburón ballena tratando de alimentarse de lo que hay dentro de una red.
Equipo: Nikon D90 + objetivo Tokina 10-17mm a 14mm
Obturación 1/80 sec a f7.1. ISO 200. Carcasa subacuática.

Wildlife Photojournalist Award (Premio Wildlife de fotoperiodismo)

Para Brent Stirton (Sudáfrica) por God's Ivory, sobre el tráfico de marfil.
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La entrada Wildlife Photographer of the Year 2013 aparece primero en ALTFoto.


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Oscar Wilde en la Plaza Merrion de Dublín

Oscar Wilde Dublin
Dublín es una ciudad que destila literatura por los cuatro costados. Cuna de escritores de reconocimiento mundial y escenario de novelas universales, es posible recorrer la ciudad a través de rutas literarias. Oscar Wilde es uno de los nombres propios relacionados con esta vertiente artística de Dublín. Y la foto junto a su escultura, una de las clásicas.
La escultura de Oscar Wilde se ubica en la esquina noroeste de la agradable Plaza Merrion, en la que podemos pasear alejándonos del bullicio de la ciudad, hacer pícnic o simplemente descansar en un banco o sobre la hierba. Una escultura con apodos de dudoso gusto, sobre la que vamos a conocer un poco más…
Oscar Wilde nació y vivió buena parte de su infancia y juventud en Dublín, y es autor de obras de teatro, poéticas, cuentos y ensayo que le dieron fama universal. En Dublín también podemos visitar su casa, y pasear por el Trinity College que lo vio pasar por sus aulas.
Pero hoy nos quedamos en la Plaza Merrion y en esta peculiar escultura de colores recostada en una gran roca que transmite ese espíritu bohemio y rebelde por el que también era conocido Wilde. El autor de la escultura es Danny Osborne, artista británico reconocido por su obra escultórica, especialmente por esta de la que hablamos hoy.
El título “oficial” de la escultura es “The Quare in the Square in Merrion Square Park” y fue originalmente encargada por Guinness Ireland Group por 45.000 libras. Son varios los sobrenombres con rima (y de mal gusto a mi parecer) por los que se conoce popularmente esta escultura en referencia a la homosexualidad del escritor, lo que me viene muy bien para citar al autor:
La sociedad perdona a veces al criminal, pero no perdona nunca al soñador.
Dejemos de lado esas alusiones de las que el autor probablemente también hubiera hecho caso omiso, desafiando la rigidez victoriana de su época y los convencionalismos de ahora, y centrémonos en el colorido de su chaqueta y su pañuelo o esa pipa que sostiene en su mano derecha.
Fijáos hacia dónde dirige la mirada Wilde, porque se supone que está observando la casa que le vio nacer y donde vivió, en el número 1, Merrion Square (al menos, si no hubiera nada entre la escultura y el edificio). Frente a la escultura, podemos ver dos columnas con frases célebres del autor.
Seguid recorriendo el delicioso parque georgiano en busca de otras esculturas menos conocidas, siempre es interesante recorrer los rincones a la búsqueda de sorpresas. El parque abre los días laborables a las 8 de la mañana durante todo el año (a las 10 los fines de semana) y cierra entre las 16.30 y las 21.30 según el mes.
Eso sí, para fotografiarnos junto a la escultura de Oscar Wilde en el Parque Merrion de Dublín tal vez tengamos que hacer cola… Tal es la fama de este rincón, que nos hará difícil posar a nuestro aire… a no ser que escojamos una hora poco frecuentada. Y, recuerda, como decía Wilde:
Ser natural es la más difícil de las poses.
Foto | Eva Paris
En Diario del viajero | Dublin Pass, la tarjeta turística para conocer Dublín, Dublín gratis, La estatua de Molly Mallone en Dublín
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La noticia Oscar Wilde en la Plaza Merrion de Dublín fue publicada originalmente en Diariodelviajero por Eva Paris.
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El primer bug informático de la historia

Primer bug informático de la historia
(Primer bug informático de la historia)
Grace Murray Hopper fue una mujer nacida en Nueva York en 1906 y pionera en el mundo de la informática. Experta en matemáticas, se enroló en el ejército de Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, cuando ya había finalizado su doctorado en matemáticas en Yale. Fue la primera de su promoción de cadetes y acabó siendo enviada por el ejército a Harvard, para trabajar en el campo, incipiente entonces, de la computación.

En 1946 salió del ejército pero siguió trabajando en el mundo de la informática, desarrollando programas para el superordenador Mark I. Sus contribuciones a ese mundo de la computación, donde trabajó durante décadas, son importantes: colaboró en la creación de nuevas computadores, creó el primer compilador de la historia y puso las bases para la creación del lenguaje de programación COBOL, uno de los más usados de la historia. De hecho, se le reconoce el honor de ser la creadora de COBOL. Pero volvamos unos años atrás, a 1947.

Cuando estaba en Harvard como investigadora tras dejar el ejército, Hopper trabajaba creando programas para el ordenador Mark II, otro de los ordenadores con nombre propio de la historia de la computación. El 9 de septiembre de aquel 1947 nuestra protagonista reportó un fallo al área encargada del soporte de la máquina. Los ingenieros, revisando el Mark II, encontraron una mariposa enganchada en uno de los relés del ordenador, lo que provocó el fallo.

Aquellos tipos pegaron al bicho, ya muerto, en el informe sobre la avería, como pueden ver en la imagen que encabeza la entrada, diciendo además que era el primer caso de “bug” (en inglés, bicho) encontrado. Y así se conoce aquel hecho, como el primer bug de la historia de la computación, es decir, en aquel momento se acuñó un término que hoy es usado por centenares de miles de personas: bug como sinónimo de fallo informático; y el uso de bug con ese sentido proviene de aquella mariposilla que estropeó el trabajo de Hooper, de un bug cien por cien real y físico, nada de digital.

Nota: Esta curistoria y otras muchas están en la infografía sobre la historia de las Tecnologías de la Información elaborada por Curistoria y Exevi.

 http://curistoria.blogspot.com/

sábado, 12 de octubre de 2013

"En algún momento de tu vida..."


"Luna, noche y mar..."


Un paisaje que parece de otro planeta en Estados Unidos (Bisti / De-Na-Zin)


En el estado de Nuevo México, en Estados Unidos, se encuentra otro de los puntos del planeta que en el blog nos gusta agregar al mapa virtual de lugares increíbles. El espacio entra en la categoría “legal” de área silvestre o salvaje y protegida, aunque en términos más informales, lo sumamos a la lista de sitios que parecen de otro planeta. La razón no es otra que las caprichosas formas de un área desértica conocida como Bisti / De-Na-Zin:
paisaje-curioso-estados-unidos
Lo que fue unos millones de años atrás un delta fluvial en donde se acumularon capas sedimentarias de distinta composición, con el tiempo fue quedando a descubierto, y a merced de la erosión, la acumulación de cenizas volcánicas, la era glaciar, el viento y la lluvia. Piedra arenisca, pizarra, tierras baldías, carbón fueron parte de la suma final de ingredientes y fenómenos geológicos para un espectáculo natural difícil de clasificar, que hoy se disfruta tal como se ve en cada foto:
Mientras que hay huellas de vida humana por miles de años en el sitio, la vida silvestre actual es escasa, con especies características del desierto como conejos, coyotes, aves e insectos. En toda el área de Bisti / De-Na-Zin está permitido el senderismo, camping y algunas actividades recreativas. Para visitarlo, hay que acercarse al área de San Juan County.

http://101lugaresincreibles.com/

¿La muerte continúa siendo un tabú?


¿La muerte es símbolo de tragedia o de veneración?, ¿Se puede hablar sobre la muerte con normalidad o continúa siendo tabú?

zdzislaw-beksinski-1984
A pesar de que algunos consideran que la muerte ha dejado de ser un tabú, para muchas pesronas todo aquello que no nos invite a desligar una sonrisa sobre nuestros labios o que nos empuje hacia el consumo que nos mantiene con vida, no es algo deseable, todo el mundo prefiere mirar hacia otro lado o incluso cambiar el canal de la televisión para no ver aquello que nos recuerda que el ser humano no conoce la inmortalidad.
Cada sociedad vive la muerte de una forma diferente, para algunas sociedades como la occidental la muerte se ve como algo negativo y doloroso, algo que por todos los medios se intenta evitar y alargar en el tiempo pero también encontramos otro tipo de sociedades en las que, a pesar de que están perdiendo una persona amada en sus vidas ven la muerte no como el final sino como el principio de algo, como el fin de una vida terrenal para alcanzar los cielos, como un nivel superior. Por ello, la muerte se vive con alegría e inclusoveneración.
Vivir la muerte como una tragedia o como algo digno de venerar es la razón por la que uno debe aprender a vivir el momento, disfrutando de cada sensación para intensificar el presente sin dar pie a regresar al pasado ni a vivir limitado por el futuro.

Después de que las personas se van de nuestro lado comienza un proceso psicológico del que ya hemos hablado en anteriores ocasiones, el duelo.
http://depsicologia.com/

¿Qué cambiarías del ser humano?


¿Ha notado el lector que a menudo el peor aspecto de la personalidad de alguien es también el mejor? Puede que conozcamos a un contable obsesivo y minucioso que nunca cuenta chistes, ni los entiende, pero de hecho es esto lo que lo convierte en el contable perfecto. O puede que tenga una extravagante tía que es una bocazas, pero que por eso mismo es la animadora de todas las fiestas. La misma dualidad es aplicable a nuestra especie.
Ciertamente no nos gusta nuestra agresividad —al menos, la mayor parte del tiempo—, pero ¿acaso sería tan buena idea crear una sociedad desprovista de ella? ¿No nos volveríamos tan dóciles y sumisos como corderitos? A nuestros equipos de fútbol y demás deportes les daría igual ganar o perder, sería imposible encontrar gente emprendedora y las estrellas del pop sólo cantarían nanas aburridas. No estoy diciendo que la agresividad sea buena, pero está presente en todo lo que hacemos, no sólo en el asesinato y el desorden público. Así pues, eliminar la agresión humana es algo que debe meditarse detenidamente.
Somos monos bipolares. Tenemos algo del gentil y sexual bonobo, al que nos gustaría emular, aunque sólo hasta cierto punto; de otro modo, el mundo se convertiría en una gigantesca fiesta hippy de flower power y amor libre. Quizá seríamos felices, pero nada productivos. Y también tenemos algo del brutal y dominante chimpancé, una faceta que quizá quisiéramos suprimir, pero no del todo, porque ¿de qué otro modo íbamos a conquistar nuevas fronteras y defender las nuestras? Se podría aducir que no habría problema si toda la humanidad se volviese pacífica al mismo tiempo, pero ninguna población es estable a menos que sea inmune a la invasión de mutantes. Todavía me preocupa la posibilidad de que un lunático reúna un ejército y explote los puntos débiles del resto de la humanidad.
Así, por extraño que resulte, sería reacio a un cambio radical de la condición humana. Pero si hubiera algo que yo pudiera cambiar de la humanidad, me decantaría por ampliar el alcance del sentimiento de compañerismo. El mayor problema en la actualidad, con tantos grupos diferentes pegados unos a otros en un planeta atestado, es la lealtad excesiva a la nación, la religión o el grupo propios. Somos capaces de sentir un profundo desprecio hacia cualquiera que tenga una apariencia diferente o piense de otra manera que nosotros, incluso a grupos vecinos con un ADN casi idéntico, como ocurre con israelíes y palestinos. Las naciones piensan que son superiores a sus vecinas, y cada religión piensa que es depositaria de la verdad. Cuando llegan los aprietos, están dispuestas a someter a las otras e incluso eliminarse entre sí.
En los últimos tiempos hemos visto caer dos grandes torres de oficinas derribadas por aviones deliberadamente lanzados contra ellas, así como bombardeos sobre la capital de una nación, y en ambas ocasiones la muerte de miles de inocentes se celebró como el triunfo del bien sobre el mal. Las vidas de los extranjeros a menudo se desvalorizan. A la pregunta de por qué nunca hablaba del número de civiles muertos en la guerra de Iraq, el secretario de Defensa estadounidense Donald Rumsfield respondió: “Bueno, no contamos cuerpos de otra gente”.
La empatía hacia “otra gente” es el único bien del que el mundo está más falto que de petróleo. Sería estupendo que pudiéramos crearla, aunque fuera en pequeña cantidad. Un indicio de cómo cambiaría esto las cosas lo tuvimos cuando, en 2004, el ministro de Justicia israelí Yosef Lapid se sintió conmovido por las imágenes de una mujer palestina en las noticias: “Cuando vi en la televisión la imagen de una anciana a cuatro patas entre las ruinas de su casa, buscando sus medicinas bajo unas baldosas, me pregunté qué diría yo si fuera mi abuela”. Aunque los sentimientos de Lapid enfurecieron a la línea dura de la nación, el incidente mostró lo que ocurre cuando la empatía se expande. En un breve momento de humanidad, el ministro había incluido a los palestinos en su círculo de preocupaciones.
Si yo fuera Dios, reajustaría el alcance de nuestra empatía.
Frans de WaalLa edad de la empatía.

http://www.historiasdelaciencia.com/