Culturizando
by Daniela
Aunque la alta jerarquía católica y muchos creyentes defiendan la
autenticidad de la Sábana Santa, el supuesto sudario en el que se
envolvió a Jesucristo luego de su muerte y en el que milagrosamente
quedaron impresos y conservados los rasgos de su cuerpo, no han sido
pocas las ocasiones en que se ha alegado, incluso con pruebas
científicas, que se trata de un falsa reliquia, que su antigüedad no
corresponde a la de la época de Jesús y que el manto que se venera en la
Catedral de San Juan Bautista, en Turín, habría sido confeccionado en
el Renacimiento. Así lo reseña la web pijamasurf.com.
Y
justamente cuando se habla de esta época inmediatamente sale a colación
el nombre de Leonardo da Vinci, sin duda una de las mentes más
privilegiadas de la historia a quien se le imputa la responsabilidad de
esta, según se vea, piadosa falsificación o ingeniosa broma de la santa
reliquia.
Este asunto vuelve a adquirir relevancia pública por la
reciente recuperación y restauración de una de las obras perdidas de
Leonardo, un cuadro que ahora se conoce como Salvator Mundi y que
representa a Jesús en una distribución iconográfica de Mesías
triunfante: de frente, la mano derecha en alto haciendo un signo de
bendición con los dedos y sosteniendo con la izquierda, pegado al
regazo, un globo imperial coronado con una cruz o, en el caso de la
pintura atribuida a Leonardo, solo un globo de cristal.
Tomando
como referente este retrato, los investigadores Lynn Picknett y Clive
Prince han notado el enorme parecido existente entre los rasgos del
Cristo ahí representado y los trazos en la Sábana Santa. Y quizá, más
que parecidos, podría hablarse de una exacta correspondencia entre
ambos, como si uno fuera la continuación o el complemento del otro,
acaso la copia.
Por otra parte, Picknett y Prince aseguran
también que el procedimiento mediante el cual Leonardo pudo conseguir
este efecto se asemeja a una especie de fotografía rudimentaria, tomas
renacentistas logradas por el conocimiento magistral que Leonardo tenía
en cuestiones de óptica y lentes. De hecho los investigadores sugieren
que el globo de cristal que sostiene el Salvator Mundi —simple, sin la
cruz que acompaña a estos objetos que también se conocen como orbes—
podría ser una alusión encriptada del propio Leonardo a esas prácticas
casi fotográficas que desarrolló y que pudiera haber aplicado en el
Sudario de Turín (lo cual, de paso, también nos daría una idea del
aspecto que tuvo el maestro en vida).
@Culturizando
Fuente: pijamasurf.com
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