Debajo de la tierra que pisamos a diario existen verdaderos secretos escondidos. Bacterias y hongos son responsables de algunos de los medicamentos más usados en el tratamiento de enfermedades. ¿Sabes cómo pueden ayudar a cuidar tu salud?
La producción de medicamentos es uno de los retos más importantes en el ámbito de la salud. Contar con fármacos eficientes es un desafío importante, ya que la investigación e innovación no es solo larga y ardua, sino que también consume gran cantidad de recursos humanos y económicos.
Como os explicamos hace unos meses en ALT1040, la fabricación de medicamentos suele suponer una inversión de mil millones de dólares y entre diez y doce años de trabajo. Los predecesores de la I+D+i biomédica actual, como Alexander Fleming o Paul Ehrlich, son sin duda figuras en las que los científicos se apoyan para continuar su trabajo.
Y es que la mezcla de investigación con una pizca de azar (a veces conocido como serendipia) ha servido para lograr terapias innovadoras y eficaces. Pero la producción de medicamentos a veces ha de encontrar lugares recónditos para obtener nuevos fármacos, como por ejemplo, el suelo.
Prevenir infartos cardíacos y reducir el colesterol
El hongo Aspergillus terreus es uno de los más conocidos en el mundo de la microbiología, por estar presente en los suelos de medio mundo. El interés de los científicos por este microorganismo no se basa solo en su uso como fuente de medicamentos, sino que también es usado para producir proteínas y ácidos orgánicos de interés, como la xilanasa o el ácido itacónico.
J. Scott (Wikimedia)
Este hongo también fue el origen inicial de la lovastatina, un medicamento que puede incluso encontrarse en setas como el famoso Pleorotus ostreatus, que podemos comprar fácilmente en nuestros supermercados. La lovastatina es un fármaco que sirve para reducir el riesgo de sufrir un ataque al corazón, además de ayudar a disminuir los niveles de colesterol en sangre. Comercializado con el nombre de Mevacor, este fármaco obtenido inicialmente del suelo no ha estado exento de polémicas. Un comunicado de la Food and Drug Administration anunciaba hace un par de años que el uso de este tipo de medicamentos podría provocar algunos problemas hepáticos.Antibióticos para frenar las infecciones
Otros de los grandes microorganismos escondidos en el suelo pertenecen al género Streptomyces. Por ejemplo, la bacteria Streptomyces coelicolor es responsable de la producción de geosmina, un compuesto químico que puede que no nos suene a primera vista.La geosmina, sin embargo, es la sustancia responsable del característico olor a tierra mojada. Pero la química y la microbiología del suelo no se centra únicamente en determinados aromas. También se encargan del estudio de microorganismos similares, cuyo objetivo es la fabricación de medicamentos como los antibióticos.
La diferencia entre la lovastatina y este tipo de fármacos se basa en la "fábrica celular" que utilicemos. En el primer caso, como veíamos, era un hongo el encargado de producir el Mevacor. En el caso de la gran "familia" de Streptomyces, responsables de fabricar muchos antibióticos, hablamos de bacterias, organismos vivos completamente diferentes.
Uno de los medicamentos que encontramos en el suelo es la tetraciclina, un antibiótico usado para tratar infecciones de la piel o de las vías respiratorias, como la neumonía. La utilización de estos fármacos, sin embargo, ha de realizarse con cautela, ya que por ejemplo, no sirven para curar enfermedades producidas por virus (como puede ser la gripe).
Eliminar los ataques de hongos gracias al suelo
La tetraciclina, como veíamos antes, sirve para "eliminar" las bacterias que provocan determinados tipos de infecciones. Sin embargo, estos antibióticos no sirven contra todos los microorganismos. Igual que ocurre con los virus, las enfermedades provocadas por hongos (llamadas micosis) necesitan de otro tipo de tratamiento: los antifúngicos.Curiosamente, estos medicamentos también pueden obtenerse a partir del suelo. En particular, la griseofulvina, un compuesto muy usado en la terapia de micosis de piel, cabello y uñas, fue ya descrita en 1939 por científicos de Oxford.
En cierta manera, la griseofulvina es "prima" de la penicilina, ya que el microorganismo que la produce es Penicillium nigricans, un hongo muy cercano al conocido Penicillium notatum que describiera Alexander Fleming en su laboratorio. Este fármaco puede usarse por vía oral, y es un buen ejemplo de cómo los medicamentos del suelo son un verdadero secreto escondido bajo la tierra que pisamos a diario.
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